Aparecí en el mismo punto de siempre y, como siempre, él me estaba esperando en la oscuridad del bosque.
─Ven ─me cogió de la mano y ambos hurgamos en la bolsa.
Ya sabía el protocolo, había viajado allí demasiadas veces. Sacamos unos pantalones de lana y sudaderas con capucha para ambos, sucios y viejos. Nos manchamos el rostro con algo de barro e hicimos desaparecer cualquier huella que hubiéramos podido dejar.
─Me alegro de verte ─dijo mirándome con cariño, un escalofrío recorrió mi espalda.
─Ven ─me cogió de la mano y ambos hurgamos en la bolsa.
Ya sabía el protocolo, había viajado allí demasiadas veces. Sacamos unos pantalones de lana y sudaderas con capucha para ambos, sucios y viejos. Nos manchamos el rostro con algo de barro e hicimos desaparecer cualquier huella que hubiéramos podido dejar.
─Me alegro de verte ─dijo mirándome con cariño, un escalofrío recorrió mi espalda.